14.9.11

En una jaula abierta de madera

Me sorprendí teniendo la seguridad de tu vuelta.
Tu cara en el patio un pájaro hermoso pronto a volar.
Yo te enredé con mis pestañas apretando los ojos como vos los apretaste.

Quien sabe el hambre come aún sin apetito.
Así pasé Nochebuena.
Aún ausente eras la razón de mi calma.

Feliz Navidad, te dije, y reíste.
Entendí que no necesitabas irte para dejarme.
Que sin presencia no hay abandono.

Así como el pájaro
torna en mármol la base de tu espalda
vuelve a ser apenas una parte de tu cuerpo.

1 comentario:

Lucila dijo...

sin presencia no hay abandono

Publicar un comentario