31.8.11

6

-Yo no soy una chica cualquiera, Andrés. Vos pensás que nos conocés a todas, que sabés exactamente qué va a hacer cada una. Y un poco de razón tenés, muchas son fáciles de anticipar. Pero yo soy distinta, sé que lo sabés, o al menos deberías saberlo. Yo soy distinta. Yo te veo. Yo pienso que si tuvieras que ir a una isla desierta con alguien me elegirías. ¿Me equivoco? Vos me querés más a mí. Bueno, a tu manera. Yo creo que no sabés querer. Al menos no como el resto de la gente. O de los mortales, como decís vos. Como yo, por ejemplo. Vos querés mucho, pero de costado. No te enamoran ojos sino párpados. Tenés que empezar a mirar ojos, Andrés, te lo digo yo. Todavía estás a tiempo de cambiar. Yo te lo digo porque te quiero, aunque sepas que no te quiero, aunque no te quiera. A veces creo que te vas a suicidar. Siempre que pasan dos o tres meses que no hablamos pienso que a lo mejor te suicidaste. Harías bien, quién te dice. Vos sos como un modelo, una exageración. Mucha gente te admira. Sos lo que ellos no se animan. Por eso debieras suicidarte. Sos la renuncia. O la denuncia, no sé. El que sabe de palabras sos vos. Como cuando me hablaste sobre el celibato involuntario. Sólo vos lees esas cosas. Vos y la mujer del que lo escribió. Ni siquiera, el también debe ser soltero, debe ser como vos, aunque menos. Es difícil imaginarse a otro como vos. Además vos nunca escribirías un artículo. Estás muy ocupado fracasando como para hacer algo. Es como una ocupación para vos la tristeza. Si no te deprimiera un poco esto que te digo, ni siquiera me estarías escuchando. ¿Me estás escuchando, Andrés?
-Hola.

No hay comentarios:

Publicar un comentario