La pestilencia abundará
abriré la ventana
el cuervo sabrá
cerrar en seguida
no bastará
un solo cuervo
vendrán más
serán pacientes
plateada
la hoja cavará la
mejilla
torsión
ahora un anzuelo rojo
el aire
en el patio de mi casa
aparecerá
el tiburón
a matarme y a morirse
abriré en seguida
la saliva en cúmulos
al océano imitando
un espejo
la risa de los cuervos
resto resbaloso
revolviéndose
entre las rosas se olvidan
de mí por un momento
quieto
respiración
moveré sin su permiso
el aire
volarán los heraldos
negros
mis ojos para ellos en
salmuera
por fin impacientes
vendrán más
tanto cuervo
no bastará
cerrar en seguida
el cuervo picará
abriré los ojos
la pestilencia
abundará.